Kaspar Männling partió el 30 de enero de 1924 del pequeño pueblo de Knetzgau, en Baja Franconia. Tenía 23 años y estaba decidido a «hacer la América». Y su historia demuestra que hizo dinero. Emigró con el Teutonia de Hamburgo a Buenos Aires. Era pintor o, como decían en Knetzgau, en la Baja Franconia, era blanqueador.

Foto (c) Archiv Claus Tully
Para «hacer la América», es decir, para enriquecerse, había montado un floreciente negocio en Argentina. Iba de caza y presentaba con orgullo su trofeo de caza. En un artículo titulado «Mi primer Jaguar», que publicó en la prensa local, el actual Haßfurter Tagblatt (probablemente el 18 de julio de 1951), da cuenta de su éxito. Escribió este reportaje en Pampa del Infierno (Argentina). El lugar se encuentra en la provincia de Chaco. «Infierno» significa infierno, allí hace mucho calor y hay poca agua (véase también la historia de las 100 almas que llegaron al Chaco desde Santa Otilia). En Argentina, también se había convertido en un respetado escriba de pueblo.
Se cuenta que puso a prueba sus dotes de tirador al partir. Con su rifle, hizo girar el gallo de la torre de la iglesia y comentó: «Tú también te despedirás de mí».
Kaspar no fue el único de la familia que emigró.
Kaspar procedía de una familia de 17 hijos. Cinco de estos hijos emigraron, entre ellos Kaspar, que murió en Pampa del Infienerno en 1963, y cuatro de sus hermanas. Las hermanas vivieron en Chicago. Hay pruebas de que Berta emigró a Nueva York el 31 de enero de 1926 y Margartha Männling emigró a Nueva York el 16 de noviembre de 1922 en el «York» vía Bremen. Así pues, una de las hermanas (1922) emigró del pueblo antes que Kaspar (1924).